sábado, 18 de julio de 2009

1º capitulo: el arbol milenario.


En el Albor de los Tiempos solo había caos y destrucción. El
continente de Okun estaba sumido en un profundo estado de guerra permanente. Pueblos
enteros, civilizaciones, eran masacradas para cubrir las excéntricas
necesidades de los mas fuertes. La única ley era matar o ser matado y los débiles
tenían los días contados. No había cabida para el honor ni las grandes hazañas.
Fue una época de gran oscuridad y maldad desmedidas. Pero como todo lo que
empieza tiene un final, aquellos tiempos tempestuosos tocaron a su fin. Grondaron,
un enorme y majestuoso dragón, el más malvado y despiadado de todos, fue
engañado por el Viejo Roble Milenario, un antiguo ser del que nadie conocía su
procedencia pero al que poderosas criaturas y reyes de todos los países iban a visitar en busca de
consejo. Grondaron acudió a el para conocer a forma de convertirse en el mas
poderoso y terrible ser de cuantas criaturas existían, tal era su codicia. El
Viejo Roble Milenario le habló entonces de que para ello debía de ser capaz de
detener el latir de una estrella, solo así conseguiría la fuerza y el poder
necesarios para lograr su ansiado sueño. Le habló también de la Estrella Errante,
que cada cien años surcaba de noche el cielo de Okun, de oriente a occidente, en
la cuarta luna llena del séptimo día del solsticio de verano.





Como para ello aun quedaban trece años, Grondaron quiso
prepararse para su enfrentamiento con la Estrella Errante
y durante todo ese tiempo se dedicó a aniquilar sistemáticamente a todas las
criaturas mas poderosas y terribles que iba encontrándose en su camino. Cuando
llegó el momento de su enfrentamiento final ya no existía criatura en todo el
continente de Okun capaz de hacerle frente, pero las ansias de poder le habían
cegado de toda lógica. Y así en la cuarta luna llena del séptimo día del
solsticio de verano, Grondaron ascendió en la calurosa noche a encontrarse con
su destino, tal y como le había dicho el Viejo Roble Milenario. Cuanto más alto
ascendía mas le costaba respirar pero tal era su empeño en conseguir su
objetivo que sacando fuerzas de flaqueza, en un último esfuerzo consiguió interponerse
en el camino de la Estrella Errante.
Se había convertido en una criatura tan grande y poderosa que la estrella no tendría
más remedio que postrarse ante su poder. La colisión fue terrible, el cielo se
ilumino, la noche se hizo día y una gran lluvia de gigantescas bolas de fuego
cayo del cielo asolando todo lo que encontraba a su paso. Aquellos malvados
reyes y señores en sus majestuosas y diabólicas fortalezas fueron enterrados en
ellas junto con la totalidad de sus ejércitos. Las criaturas mas terribles y
poderosas habían sido aniquiladas por Grondaron y los imperios del mal habían
sido diezmados casi hasta su total extinción. Una nueva era daba comienzo y las
razas de Okun volvían a tener otra oportunidad de empezar de nuevo.







[font="]El Viejo Roble Milenario sonrió entonces.[/font]

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